martes, 3 de abril de 2012

¿Apuesta o necesidad?

Seguramente esta entrada no sea muy popular pero considero que es necesaria. A raíz del último partido, donde el Celta jugó con 9 jugadores gallegos para orgullo de todos los que nacimos o vivimos en esta tierra tan bonita, desde el club se ha aprovechado para alardear y presumir de un proyecto de cantera que, bajo mi punto de vista, no es tal. Me explico: No es que el club no apueste por la cantera, pero creo que está muy lejos de ser un club de cantera y que seguramente lo que vivimos el domingo es más el producto de la necesidad que de una convicción real en un proyecto. 
A su llegada a Vigo como Presidente del Celta, Carlos Mouriño habló de aquello de cinco canteranos en el primer equipo. También habló de lograr un título y de tener un entrenador al estilo inglés. Un manager que completase un ciclo largo en el club y que, suponemos, decidiese en materia de fichajes como se hace en la Premier. El Presidente, en realidad, expresaba más un deseo que una promesa, porque de hecho en su primer año la apuesta por la cantera fue la de deshacerse de Toni Moral y fichar a Nené. No hubo debutantes, más allá de unos simbólicos minutos de Abalo cuando la necesidad en forma de bajas apremió y poco más. De la cantera solo estaban Oubiña y Jonathan Aspas, que habían llegado años atrás al primer equipo. 
Tras el descenso, más de lo mismo en los dos primeros años. Llegaron jugadores por necesidad, pero vimos como Richy debutaba con el primer equipo jugando de lateral derecho y volvía al filial, y como se fichaban medianías llegadas desde cualquier parte del mundo mientras los chicos del filial se sumían en Segunda B sin una sola oportunidad. Ahora, Torrecilla alardea de que el proyecto se inició hace tres años, pero no es exactamente cierto. 
El club ha apostado por la cantera, fortaleciendo las categorías inferiores y la política de reclutamiento de nuevos talentos, pero los 9 gallegos que jugaron el pasado domingo no es el resultado de esta política sino de la necesidad de un equipo que se ha visto abocado a buscar jugadores con sueldos muy bajos para poder sobrevivir. No se puede criticar esta decisión, de hecho muchos otros clubes imitarán al Celta en ese sentido, pero vender eso como el resultado de un club de cantera es engañar al aficionado. 
Lo mejor es poner ejemplos claros de esta realidad. Se presume de que tenemos dos porteros de la cantera, pero la realidad es que el Celta esperó hasta el último momento, y un poquito más, para hacerle la ficha a Sergio. El club ofreció a Falcón una renovación a la baja, y le esperó hasta el final. Como el gaditano no respondió positivamente se le hizo contrato a Sergio, con una ficha sensiblemente inferior a la de Falcón, que si hubiese aceptado, sería ahora el portero titular de este equipo. Es un ejemplo que demuestra claramente que la apuesta por la cantera se debe a la necesidad más que a la convicción. El Club consideró que era más inteligente quedarse con Sergio que lanzarse al mercado y fichar cualquier medianía pagando un sueldo mayor que el de Sergio. Acertaron. 
La realidad, por mucho que nos lo quieran vender de otra manera, es que Eusebio Sacristán tiene un peso importantísimo en la cantidad de jóvenes gallegos que militan en el primer equipo. Suya fue la decisión de apostar por Hugo Mallo, un juvenil que hacía la pretemporada con el primer equipo como muchos otros, cuando Edu Moya denunció al club. Eusebio, ante la necesidad del equipo, prefirió jugársela con el chaval antes que lanzarse al mercado, pero la idea del club era la de afrontar la temporada con Vasco Fernandes y Edu Moya. Durante la estancia de Eusebio en el club dio la alternativa a jugadores como Yoel, Jordi Figueras, Joselu, Iago Aspas (todos recordamos su valentía dándole minutos en el Celta- Alavés), y consolidó a otros jugadores del primer equipo como Michu, Abalo o Roberto Lago. Eusebio sí que apostó por la cantera, demostrando que no le temblaba el pulso a la hora de dar oportunidades a los jugadores. 
El club, mientras tanto, se dedicó a vender a Jordi, Joselu o Denís Suárez. En el caso de este último, el club prefirió traspasar a un canterano para no verse obligado a tocar el primer equipo. No critico esta decisión, pero es otra demostración de que este no es un club de cantera. Igual que la decisión de fichar a Queco Piña para el filial a sus 33 años. De hecho, el filial celeste jugó el domingo ante el Real Madrid Castilla con menos canteranos que el primer equipo, después de que el verano pasado se peinara el mercado nacional en busca de jugadores de más de 23 años para reflotar al filial. El resultado ya lo estamos viendo, camino de Tercera después de dejar marchar a Manu Táboas y tener a un portero argentino en el que no confía nadie. 
Precisamente en verano, cuando Kevin y Soto apuntaban al primer equipo en la pretemporada, Mouriño afirmó que no se ficharía ningún central ni ningún lateral porque el Celta era un club de cantera y eso sería frenar la progresión de Soto y Kevin. Una semana después se fichó a Bellvís para el primer equipo y a Víctor Díaz y Raúl Navas, lateral derecho y central respectivamente, para el filial. ¿Dónde están Kevin y Soto ahora? ¿Dónde está la política de cantera?. 
No critico la política del club, creo que se están haciendo bien las cosas en muchos aspectos, pero no pueden intentar vendernos un club de cantera que en realidad no existe. El Celta es lo que es y punto. Es un club al que la necesidad ha obligado a actuar de una forma determinada. Se ha hecho bien, la deuda se reduce cada año y se ha logrado hacer un equipo competitivo donde hay muchos jugadores de la casa, lo cual beneficia la identificación de la afición con el equipo, pero no somos un club de cantera por mucho que desde el entorno del club se nos intente vender esta milonga. Somos lo que somos. El Celta, que no es poco. Un equipo al que la necesidad ha obligado a tirar de ingenio y donde los chavales han aprovechado el espacio para crecer. Pero no, definitivamente no somos un equipo de cantera.  Si ascendemos y logramos mantenernos durante un tiempo en Primera, veremos cuantos canteranos juegan dentro de, pongamos, diez años.

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